Buenas,
Esta tarde he estado curioseando un poco la página del Tesoro Público, con la idea de revisar un poco las rentabilidades de los productos típicos de la deuda pública (Letras del Tesoro, Bonos y Obligaciones del Estado), aunque también tenía interés en bucear un poco en otras modalidades como FondTesoro, las adquisiciones temporales y la deuda segregable.
Independientemente de los mensajes que llegan de las agencias de calificación crediticia, en los últimamente se ha puesto en lo alto del tapete la posibilidad de que la deuda pública española baje un peldaño en las escalas de calidad, considero que los productos del Tesoro son atractivos para invertir capital por tres razones: importes mínimos (desde 1000 euros), ventajas fiscales (no sujetas a retención) y máxima seguridad (a día de hoy, la calificación es AAA). Muchos argumentan que para importes pequeños existen productos de rentabilidad similar, y que cuentan con protecciones y garantías para dormir igual de tranquilo, como es el caso de los depósitos bancarios, las cuentas remuneradas o los fondos garantizados, pero tampoco vamos a discutir ahora sobre cómo colocar una inversión personal, porque entre otras cosas, no es el objetivo de este blog.
Esto es la parte bonita. Ahora toca la menos bonita. Y la menos bonita, una vez más, la tenemos en los servicios telemáticos que ha dispuesto el Tesoro Público para que los inversores tratemos de colocar nuestros fondos por nuestros medios, sin tener que recurrir a lo que ha sido habitual hasta el boom de los certificados digitales y la presencia 2.0: acudir a nuestras entidades financieras para que intermedien en las operaciones de adquisición de deuda.
Siempre he pensado que entre los objetivos de cualquier Gobierno deben figurar, entre otras cosas, impulsar el conocimiento, las tecnologías de la información y la comunicación, y especialmente la modernización de la relación con los ciudadanos, con lo que siempre alabo y venero los servicios telemáticos que me permiten evitar dos horas de la cola de la Tesorería de la Seguridad Social, en Tráfico, Hacienda o allá donde yo necesite realizar un trámite administrativo, lo que además permite optimizar el tiempo de los funcionarios para que puedan realizar otras tareas ajenas a las básicas, que consumen la mayoría del tiempo, y que podemos resolver nosotros mismos en casa cómodamente.
Al igual que alabo estos esfuerzos, también me gusta opinar sobre los errores que me encuentro en estos servicios, con la esperanza de que alguien pase por aquí lea y transmita a quien haya que hacerlo las sugerencias y críticas que puedan resultar de utilidad. Los primeros que deben dar ejemplo y minimizar los errores son los Organismos Públicos, porque de lo bien o mal que hagan su trabajo dependen cosas tan cruciales como la confianza de los ciudadanos en la Administración Electrónica y en los servicios telemáticos modernos, entre otras cosas.
Es por esta razón que me duele que la página falle en las validaciones W3C (cuando contiene banners que dicen que sí es conforme y donde tratamos temas tan delicados como la accesibilidad), o que no comprenda bien que haya que hacer notas específicas para usuarios de Windows Vista con Internet Explorer cuando estos servicios deberían no dar problema alguno a nadie, use Windows, Linux o lo que sea, o que el certificado de la Web segura le suene a chino a los navegadores, o que cuando quiera obtener información sobre ejemplos de inversión el aplicativo se vaya a un microsite (curiosamente numerado como 2006) con un diseño no alineado con el servicio, abierto en pop-up, y que podría hacer creer a más de uno que es una página ajena, o que el índice de la Web segura tenga una cabecera lleve a un enlace que no existe (https://wwws.tesoro.es/SP/index.asp), o que haya múltiples enlaces por toda la Web al sitio http://www.constitucioneuropea.es/, cuyo dominio ha expirado y está en situación de parking ( y que de todos modos no alcanzo a comprender qué pinta en la Web del Tesoro), o que la demostración práctica sobre cómo operar en el Tesoro sea un ejecutable Windows y no una aplicación Web universal y multiplataforma, que es lo que tendría que ser.
Todos estos factores me transmiten la sensación de que el servicio no está todo lo cuidado que debiera, lo que finalmente me hace desconfiar. A la hora de dar de alta una cuenta individual en el Banco de España, requisito para operar con el Tesoro, me he frenado, y eso que es una operativa que me ha exigido emplear mi certificado digital. Mañana iré a mi oficina y es posible que suscriba con ellos, como se hacía en 1990, porque el servicio telemático tiene demasiadas incidencias que a mí me hacen recelar, y sinceramente, no termino de ver claro que una operativa tan delicada concluya sin darme problemas, visto lo visto.
Espero que estas incidencias y todas las que puedan existir se resuelvan lo más pronto posible. Yo poco puedo hacer salvo ponerme a disposición del Tesoro. Si puedo ayudar, encantado.
Un saludo,
2 comentarios sobre “Los Servicios Web del Tesoro Público”
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