Anonimato e Internet. Redes Wi-Fi abiertas

Un tema bastante controvertido y en el que poca gente presta atención. Pocos son los que saben realmente proteger su anonimato o en el peor de los casos, adentrarse en la Internet sabiendo asumir los riesgos inherentes a que nuestros identificadores de red pueden y de hecho hacen que nuestra aventura por el ciberespacio no sea por defecto anónima.

Bruce Schneier ofrece interesantes enlaces en su artículo Anonymity and the Internet, sobre todo un reciente artículo publicado en The New York Times, sobre el creciente uso indiscriminado de conexiones inalámbricas inseguras por parte de ladrones de ancho de banda y de privacidad.

La inseguridad Wi-Fi es un problema, y además de difícil solución, ya que el grueso de conectividades inseguras debidas a la mala administración de estos puntos de acceso están originadas en la escasez de cultura de Tecnologías de la Información por parte de los usuarios finales, especialmente los domésticos que contratan banda ancha y a los que se les suministra componentes hardware proclives por defecto a la inseguridad, tales como routers inalámbricos sin clave o con claves débiles o conocidas.

Schneier cita a dos conocidos profesionales del mundillo de las TI, Seth Schiesel, autor del artículo del NY Times, y a wendy.seltzer.org , los cuales aluden a que las conectividades inseguras podrían ser caldo de cultivo para actividades delictivas serias, tales como el terrorismo, pero a su vez dejan entrever que las conectividades abiertas pueden ser beneficiosas cuando no son empleadas por energúmenos o criminales. Schneier comparte la bondad de la apertura de redes inalámbricas, y tacha el artículo del NY times como «escabroso» (por desgracia es de pago, y no puedo enlazarlo).

Yo personalmente no tengo claro si el concepto de red Wi-Fi abierta es malo o es bueno. Tiene su parte mala, que radica en su parte buena: ofrecer conectividad sencilla es cómodo y beneficioso para las partes, pero si es empleada con fines ilícitos sin duda es un problema fácilmente explotable.

¿Dónde está por tanto el equilibrio?