Lavado de dinero por caridad

Sobre lavado de dinero he oído muchas, muchas historias. Casi todas suelen ser escabrosas, y suelen esconder detrás actividades delictivas muy serias y absolutamente deleznables. Ahí fuera hay gente que vive de explotar a personas, de traficar con drogas, armas y de una enorme y triste lista de actividades para las cuales no tengo calificativos.

Vivimos en una época en la que, por poner un ejemplo, el robo de tarjetas de crédito puede servir para muchas cosas. Al contrario de lo que la gente piensa, rara vez es para satisfacer pequeños caprichos de un ladrón novato, sino que más bien este tipo de robos se orienta a servir al crimen organizado. Siempre hay un imbécil que se siente feliz por comprar cosas cargándole los gastos a un infeliz que ha perdido su tarjeta, aunque por desgracia, la mayoría de las veces estos robos se emplean para actividades organizadas mucho más oscuras y con una escala mayor.

En asuntos de lavado de dinero empleando tecnología a mí creo que no me asusta ya nada. No me sorprende que Second Life sea una plataforma para lavar dinero, ni que la mayoría de las tiendas online con precios asombrosos sólo pretendan ser una lavadora de dinero negro. Nada nuevo bajo el sol.

Pero que los criminales efectúen donaciones a organizaciones de caridad para comprobar si los números de tarjeta de crédito robados son válidos o no … para mí no tiene nombre.

Despreciable.